Inspiración en la Parashá – Ki Tisá

“pasando delante de él, proclamó: —El Señor, el Señor, Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor hasta mil generaciones después, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.”

Éxodo 34:6-7

            Está Parasha contiene el incidente de la vaca dorada. También contiene algo que es muy prominente dentro del pensamiento judío, en la liturgia, y la oración: los trece atributos de Hashem. Estos trece atributos son la pieza central del servicio de Selijot que nos lleva a Rosh Hashanah y el yamim noraim, los días de arrepentimiento.

Los trece atributos son centrales en ambos, nuestro concepto y nuestra relación con Hashem. Estos inician colocando dos veces el Gran Nombre. Existen varias razones por las cuales se duplica el nombre, todas las razones indican énfasis. Los trece atributos continúan con el principio de que Hashem es compasivo y misericordioso. Está creencia, la fe que Hashem es compasivo y misericordioso es tan fundamental al pensamiento judío que no puede subestimarse. Está es la base de Israel en su relación con Hashem. Es la fe en la compasión y la gracia lo que nos permite confiar en Hashem aún a través de momentos muy oscuros.

Y todavía, al final de la proclamación de los trece atributos hay una sección muy preocupante “sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.” ¿Qué significa esto? ¿Cómo esto puede ser el atributo de un D-os justo? Está es una pregunta muy importante que debemos cuestionar y que nos lleva a entender a nivel profundo a Hashem.

Desobedecer a Hashem (pecado, fallar en recorrer el camino) tiene consecuencias. Amar a Hashem (caminar el camino, siguiendo la Torá) tiene consecuencias. Hashem es compasivo y misericordioso. Esto no significa que nuestras propias acciones no tienen consecuencias. Vamos a ver el ejemplo extremo de un abusador infantil. Los psicólogos dicen que los efectos del un niño abusado pasan varias generaciones. Las cicatrices generadas incurridas en la vida de alguien son devastadoras y el efecto no solamente es en quien es abusado sino en las personas alrededor del abusado, pero los hijos del abusado también. Aún que abusador se arrepienta y pida perdón a su victima, los efectos de su comportamiento continuarán por generaciones.

¿Cómo D-os puede permitir esto? Esto es el ikar, el punto saliente. Las consecuencias del pecado son fatales. Aún con el perdón de Hashem a través de Yeshúa nuestro Mesías, las consecuencias del pecado son fatales. Hashem en su compasión y gracia, permite que las consecuencias de no seguir la Torá sean fatales. Él permite enseñarnos a no pecar. Un D-os distante quien no le importa acerca de Israel, y nosotros, no se molestaría. No sería importante para el enseñarnos. Aún si seguimos la Torá o no, realmente no le importaría a un D-os distante e indiferente.

Pero Hashem no es ni distante, ni indiferente. El es compasivo y clemente. Entonces, Él nos dio su Torá para darnos una instrucción sobre como seguir su camino. Da gracias que Hashem es bueno y su gracia perdura por siempre.

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Rabbi Steven Bernstein

Steve was born on Lag B’Omer in Ann Arbor, MI but was raised in Gainesville, FL. The son of two University of Florida professors, he excelled in the sciences in school. In addition to his normal academic studies, he pursued his Jewish education studying with many Rabbis and professors of Judaic Studies from the University including visiting Rabbis such as Abraham Joshua Heschel and Shlomo Carlebach.