וַיֹּ֥אמֶר פַּרְעֹ֖ה אֶל־יוֹסֵ֑ף רְאֵה֙ נָתַ֣תִּי אֹֽתְךָ֔ עַ֖ל כָּל־אֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם: וַיָּ֨סַר פַּרְעֹ֤ה אֶת־טַבַּעְתּוֹ֙ מֵעַ֣ל יָד֔וֹ וַיִּתֵּ֥ן אֹתָ֖הּ עַל־יַ֣ד יוֹסֵ֑ף וַיַּלְבֵּ֤שׁ אֹתוֹ֙ בִּגְדֵי־שֵׁ֔שׁ וַיָּ֛שֶׂם רְבִ֥ד הַזָּהָ֖ב עַל־צַוָּארֽוֹ: וַיַּרְכֵּ֣ב אֹת֗וֹ בְּמִרְכֶּ֤בֶת הַמִּשְׁנֶה֙ אֲשֶׁר־ל֔וֹ וַיִּקְרְא֥וּ לְפָנָ֖יו אַבְרֵ֑ךְ וְנָת֣וֹן אֹת֔וֹ עַ֖ל כָּל־אֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם: וַיֹּ֧אמֶר פַּרְעֹ֛ה אֶל־יוֹסֵ֖ף אֲנִ֣י פַרְעֹ֑ה וּבִלְעָדֶ֗יךָ לֹֽא־יָרִ֨ים אִ֧ישׁ אֶת־יָד֛וֹ וְאֶת־רַגְל֖וֹ בְּכָל־אֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם: וַיִּקְרָ֨א פַרְעֹ֥ה שֵֽׁם־יוֹסֵף֘ צָֽפְנַ֣ת פַּעְנֵ֒חַ֒ וַיִּתֶּן־ל֣וֹ אֶת־אָֽסְנַ֗ת בַּת־פּ֥וֹטִי פֶ֛רַע כֹּהֵ֥ן אֹ֖ן לְאִשָּׁ֑ה וַיֵּצֵ֥א יוֹסֵ֖ף עַל־אֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם:
Faraón dijo también a José: «Mira, te he puesto sobre toda la tierra de Egipto» Y Faraón se quitó el anillo de sellar de su mano y lo puso en la mano de José. Lo vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su cuello. Lo hizo montar en su segundo carro, y proclamaron delante de él: «¡Doblen la rodilla!». Y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón dijo a José: «Aunque yo soy Faraón, sin embargo, nadie levantará su mano ni su pie sin tu permiso en toda la tierra de Egipto». Y Faraón llamó a José por el nombre de Zafnat Panea, y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. Y salió José para ver la tierra de Egipto.
Génesis 41:41-45
En la porción de la Torá de esta semana, vemos la transformación de José. Al comienzo de la parasha, vemos cómo José se encuentra encarcelado con cero perspectivas. Y de repente, vemos cómo esta posición se ve completamente invertida. Es nombrado segundo al mando de toda la nación de Egipto. Solo el mismo Faraón supera a José en importancia en la tierra de Egipto.
Este cambio para José se debe a la forma en que el personal del faraón recuerda a José, José había interpretado sueños con éxito antes y fue llamado ante el faraón cuando ninguno de los miembros del pueblo del faraón pudiera interpretárselos. La Torá no se refiere a que no pudieran interpretar los sueños, más bien, la Torá menciona que los interpretaban, mas no le daban la interpretación al faraón. El personal del faraón le tenía miedo y temían las consecuencias de darle malas noticias.
En esencia, José tenía poco que perder simplemente siendo honesto con el faraón. Al ser un prisionero, no tenía estatura ni posición, por lo que no podía ser degradado más. Por lo tanto, José pudo emplear su habilidad como intérprete de sueños y decirle al Faraón la verdad sin que su juicio se nublara por el miedo. Con la ayuda y la guía de Hashem, José es elevado a la segunda posición más alta en todo Egipto y está en un lugar para poder ayudar fácilmente a sus hermanos durante la hambruna. Shabat shalom.