Inspiración en la Parashá – Nóaj

וַיֵּ֣רֶד יְהֹוָ֔ה לִרְאֹ֥ת אֶת־הָעִ֖יר וְאֶת־הַמִּגְדָּ֑ל אֲשֶׁ֥ר בָּנ֖וּ בְּנֵ֥י הָֽאָדָֽם: וַיֹּ֣אמֶר יְהֹוָ֗ה הֵ֣ן עַ֤ם אֶחָד֙ וְשָׂפָ֤ה אַחַת֙ לְכֻלָּ֔ם וְזֶ֖ה הַֽחִלָּ֣ם לַֽעֲשׂ֑וֹת וְעַתָּה֙ לֹֽא־יִבָּצֵ֣ר מֵהֶ֔ם כֹּ֛ל אֲשֶׁ֥ר יָֽזְמ֖וּ לַֽעֲשֽׂוֹת: הָ֚בָה נֵֽרְדָ֔ה וְנָֽבְלָ֥ה שָׁ֖ם שְׂפָתָ֑ם אֲשֶׁר֙ לֹ֣א יִשְׁמְע֔וּ אִ֖ישׁ שְׂפַ֥ת רֵעֵֽהוּ: וַיָּ֨פֶץ יְהֹוָ֥ה אֹתָ֛ם מִשָּׁ֖ם עַל־פְּנֵ֣י כָל־הָאָ֑רֶץ וַיַּחְדְּל֖וּ לִבְנֹ֥ת הָעִֽיר:

Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres. Y dijo el Señor: «Son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible. Vamos, bajemos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el lenguaje del otro». Así el Señor los dispersó desde allí sobre la superficie de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

Génesis 11:5-8

La porción de la Torá de esta semana contiene la historia de la Torre de Bavel, que muchas veces se pasa por alto. Hay algunas implicaciones importantes ocultas en el texto de la historia. Es importante tener esto en cuenta, dado que son fundamentales.

El versículo 6 explica que en este momento de la historia solo hay una nación en la tierra y solo hay un idioma. La Torá no nos dice aquí cuál es ese idioma. La Torá no tiene que enseñarnos qué idioma es este, la Torá ya ha explicado cuál es el idioma. Si volvemos a Génesis 1, leemos que Hashem dijo: “Hágase la luz”. De hecho, esto es falso. Lo que dijo Hashem fue: “יהי אור“. Hashem hizo que la creación existiera, no en español, ni en ningún otro idioma que no fuera el hebreo. El hebreo es la lengua sagrada y es el único idioma que sabemos en el que se dio la Torá y que existía en la creación del universo. Por lo tanto, debido a que el versículo 6 nos dice que solo había un idioma, sabemos que ese idioma era el hebreo. Todos en la tierra hablaban hebreo. No había otros idiomas.

Aparentemente debido a la arrogancia del hombre, Hashem nos esparció en muchas naciones y muchos idiomas. Una gran consecuencia de esta dispersión es que las Escrituras se volvieron mucho más difíciles de entender. Las traducciones son aproximaciones e interpretaciones. Cada traducción contiene los prejuicios del traductor. Es inevitable, es parte del proceso de traducción.

La implicación aquí es profunda. Para entender las Escrituras, la palabra de Hashem a la humanidad, uno debe aprender el idioma sagrado original, el hebreo. Los otros idiomas de la tierra son, de hecho, un peldaño más lejos de Hashem. El proceso de aprender hebreo es un paso hacia Hashem. Mientras luchamos por la sabiduría, la comprensión y el conocimiento, el hebreo no solo es una herramienta importante, es un paso obligatorio en el proceso. Shabat shalom.

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Rabbi Steven Bernstein

Steve was born on Lag B’Omer in Ann Arbor, MI but was raised in Gainesville, FL. The son of two University of Florida professors, he excelled in the sciences in school. In addition to his normal academic studies, he pursued his Jewish education studying with many Rabbis and professors of Judaic Studies from the University including visiting Rabbis such as Abraham Joshua Heschel and Shlomo Carlebach.